Despiertas en penumbras, tu grito desesperado fue escuchado por aquel que te dio caza y que al recordarse a si mismo se compadeció de ti, ignorabas el mundo sobre el cual caminas ahora, no podías contemplar toda su belleza ni tampoco imaginar lo escéptico que se ha vuelto. Has aprendido cuanto has podido y como las aves quisiste abandonar el nido tan pronto como tus nocturnas alas se extendían junto con el viento que se arremolinaba en tus cabellos, fue entonces que aquel maestro te abandono como abandonaste tu verdadera existencia hacia tiempo; y seguiste tu larga y oscura senda.
Eres perfecto, inequívoco, fuerte, rápido, inteligente, acechas furtivo a tu presa y tal vez te gusta jugar un seductor juego de vez en cuando pero te rehúsas a despojarla de la vida, sientes que aun una parte humana quedo dentro de tu vacía carcasa y buscas redención o al menos que tu infinita existencia tenga paz pero a veces te preguntas como sobrevivir en este mundo, si bien tu alma se ha reducido a un delgado hilillo y el único latido y posible sentir lo encuentras al saciar tu sed, al llegar a un clímax casi sexual elevado hasta el fin del universo para luego caer a millones de kilómetros por hora…aun te importa tanto la decadente humanidad, sin embargo yo sigo aquí contigo…cuando tu moriste morí junto contigo y cuando renaciste después del abrazo yo también lo hice, después de permanecer en silencio tanto tiempo es momento de pedirte que aceptes tu naturaleza, de exigírtelo si es necesario pues los verdaderos monstruos están ahí afuera y si deseas la redención entonces el asesino dentro de ti andará por las calles dejando su rastro de sangre y justicia “divina”, llegara el momento en que sentirás tanta culpa que contemplaras abandonar tu empresa y entregarte a la diurna maldición impuesta por los ángeles de aquel en lo alto. Pero tienes el valor y el coraje que nunca fue arrebatado.
Ya es tiempo…
